martes, 8 de marzo de 2016

Asumir una pedagogía centrada en el placer de aprender, que supere la enseñanza impuesta.

Desarrollo psicosocial

Las relaciones emocionales tempranas con las personas que rodean a los niños son la base del desarrollo social, emocional e intelectual. La autoestima, la seguridad, la autoconfianza, la capacidad de compartir y amar, e incluso las habilidades intelectuales y sociales, tienen sus raíces en las experiencias vividas durante la primera infancia en el seno familiar.

El desarrollo psicosocial es el proceso de cambio por etapas y de transformaciones que se logran en la interacción que tienen los niños y niñas con el ambiente físico y social que los rodean, en el cual se alcanzan niveles cada vez más complejos de movimientos y acciones, de pensamiento, de lenguaje, de emociones y sentimientos y de relaciones con los demás. Empieza en el vientre materno y es integral, gradual, continuo y acumulativo. Es el proceso mediante el cual el niño o niña va formando una visión del mundo, de la sociedad y de sí mismo, al mismo tiempo que va adquiriendo herramientas intelectuales y prácticas para adaptarse al medio que lo rodea y también construye su personalidad sobre las bases del amor propio y de la confianza en sí mismo

El funcionamiento psicológico del niño o niña requiere estímulos para desarrollar capacidades físicas, cognitivas, emocionales y sociales; los niños necesitan de un ambiente de estimulación para desarrollar sus capacidades físicas y psicológica; aprenden a través de la acción y de la exploración del medio que los rodea, en un intercambio activo.

El juego es una actividad muy importante para los pequeños. En la interacción con el mundo que los rodea, el lenguaje tiene un papel fundamental; en esta interacción con el mundo, aprenden a ser independientes.

Los seres humanos son ante todo seres sociales y simbólicos, en tanto la configuración de su propia subjetividad se da necesariamente desde y en el entramado de relaciones y significados que construye con los otros/as. Los sujetos participan de manera permanente en diversidad de contextos espacio-temporales que les permiten anudar su identidad, como el conjunto de distinciones que solo se hace posible en la alteridad. Esa interacción esta mediada por el lenguaje  como el espacio donde se produce la construcción de sentidos conectándolos con las prácticas y las formas en las que se establecen relaciones con el mundo social y simbólico. 

El acompañamiento psicosocial es un proceso interactivo entre el acompañante y el niño, niña y adolescente (en tanto diálogo de saberes), orientado a la búsqueda de recursos personales y sociales que favorezcan los procesos de inclusión social desde una nueva mirada de si mismo.

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